Rebecca (nombre ficticio) es una humilde señora de unos 40 años que vive en el barrio La Lila del sector Los Tres Brazos, Santo Domingo Este. Llegó agitada y desesperada a la sucursal de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Este (Edeeste) en Megacentro para denunciar que lleva más de tres meses reclamando por una facturación alta.
Luego de casi 30 minutos de espera recibió la respuesta que le han dado en sus otras cinco visitas: «Que van a poner eso en marcha».
Al contar su caso a Diario Libre, Rebecca expresó que la factura de su hogar y la de un pequeño local comercial que posee ha superado los 7,000 pesos cada una, un aumento que es casi siete veces lo que pagaba mensualmente por cada contrato.
«Ellos dicen que los contadores empezaron a contar, y ya comenzó el problema a generarse: que es una factura de siete mil y pico de pesos, lo cual no se corresponde en un barrio y en una casa de pobre. ¡No hallamos ni siquiera para comer, mucho menos para pagar una factura así tan alta!», exclamó.
Rebecca es parte de los 3.1 millones de clientes de las tres empresas distribuidoras de electricidad (EDE), de acuerdo con datos de gestión comercial de estas entidades que publica el Ministerio de Energía y Minas.
Diario Libre visitó en diversas ocasiones sucursales de Edeeste y de la Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur (Edesur). El común en la experiencia de este periódico es que estas entidades ofrecen un sistema muy ágil para los procesos de caja y reportes, pero presentan muchas trabas a la hora de soluciones a las reclamaciones.
Cinco personas consultadas definieron que su paso por caja fue muy «rápido, sencillo y seguro». Pero la otra cara de la moneda son las reclamaciones que reciben estas empresas. En un sondeo, la mayoría estaba relacionada a facturas altas, inobservancia de las compañías y reportes de alto voltaje.
La eficiencia de las EDE se queda con la gente al salir del recinto. Aunque la eficacia de la asistencia depende de condiciones como la ubicación, la demanda o el tamaño de la sucursal, la satisfacción o descontento de los clientes podía percibirse en sus rostros.
Juan, por ejemplo, acudió a Edesur para reclamar que a un mes y medio de abrir un nuevo contrato y solicitar la tensión de 120 y 240 voltios para instalar un aire acondicionado, solo le habían colocado los 120 voltios sin hacer el cambio de contador necesario para los 240 voltios.
Tras verificar su situación, la agente de atención al cliente le informó que el cambio estaba pendiente. Le explicó, con poca claridad, que debía solicitar a un departamento técnico el cambio de tensión a 240 voltios, pero que no había un rango de tiempo preciso para la solución. b La agente le proporcionó el número general de Edesur y el proceso terminó sin una resolución clara.
Por otro lado, María reportó también a Edesur incidentes de alto voltaje que ocurrieron el 11 y 12 de junio de 2024 en su residencia, lo cual causó daños por 87,000 pesos a un extractor, aire acondicionado y nevera. A pesar de varios reportes a la empresa eléctrica, los problemas persisten.
En esa misma compañía, Carlos se está enfrentando a problemas de facturación inconsistente y picos históricos, variando de 9,759 a 12,642 pesos, mientras que usualmente pagaba entre 3,500 y 4,500 pesos.
También, argumenta una discrepancia entre las lecturas del contador y lo facturado, y dificultades con la instalación de un sistema de telemetría para una facturación más precisa.
Los testimonios comprendidos en este trabajo fueron presentados de forma confidencial, ya que estos usuarios prefirieron reservar su identidad por temor a represalias u otras razones.
Solo en el segundo trimestre de este 2024, la Oficina de Protección al Consumidor de Electricidad de la Superintendencia de Electricidad recibió 14,176 reclamos, de los que el 56.3 % fueron de clientes de Edeeste.
Analistas y organismos financieros han recomendado el sometimiento de una reforma fiscal integral desde el Gobierno Central que implemente cambios estructurales en sectores vitales para el desarrollo productivo como el eléctrico.